El Centro Boliviano de Economía (CEBEC) de CAINCO comparte su visión sobre el estado de la actividad y el empleo.*

La pandemia marca un punto de quiebre en la economía mundial, latinoamericana y boliviana. Ha sido la tercera crisis más aguda en la historia económica boliviana desde que se cuenta con información de actividad (1890).

2021 es el año en el que se han observado dos características contrapuestas en la salida desde la crisis.

Por un lado, existen signos de recuperación de la actividad y el empleo. Por ejemplo, el indicador global de actividad económica (IGAE) ha crecido 9,7% en términos acumulados hasta el mes de agosto. De igual forma, la cantidad de empleo se ha más que recuperado, puesto que en el área urbana había 4,2 millones de personas trabajando al tercer trimestre del año, por encima de los 3,2 millones en el segundo trimestre de 2020 e incluso de los 3,8 millones al primer trimestre del año pasado.

No obstante, una de las características ha sido la lentitud y diversidad en la recuperación, así como la precarización del empleo.

En el primer caso, el indicador mensual de actividad económica global se ha estancado en similar nivel desde fines del año pasado. En efecto, dejando de lado las alzas y bajas de actividad que existen en el año en determinados meses (estacionalidad), se puede inferir que la actividad en promedio ha estado atascada entre USD3.300 y USD3.400 millones en estos meses.

La situación es diversa según el sector que se considere. Por ejemplo, la minería ha crecido 56% en términos acumulados respecto a 2020, pero todavía está 4% debajo de lo observado en 2019. O la construcción, que creció 34% en lo que va del año hasta agosto, pero se encuentra 6% debajo de 2019. O transporte y almacenamiento que se expandió 40% en el año, está 9% por debajo del nivel de 2019. Y el sector de servicios diversos, dentro del cual se encuentra restaurantes y hoteles, está 22% bajo el nivel de 2019.

Respecto a la precarización del empleo, el número de profesionales, técnicos y empleados se ha mantenido relativamente constante en torno a 3,2 millones de personas en el área urbana, mientras que trabajadores en servicios y no calificados aumentaron en más de 300 mil puestos de trabajo.

De hecho, el análisis de las cifras detalladas del mercado laboral (microdatos) revelan que el empleo en empresas cayó de 384 mil a 355 mil puestos y en emprendimientos familiares de 691 mil a 655 mil puestos, ambos en el área urbana.

Además, los salarios en el sector privado formal han caído en promedio 5% respecto a los niveles premios a la pandemia hasta junio de este año. Si añadimos el sector informal, el salario promedio ha caído más de 10% entre antes y después de la pandemia, lo cual sugiere una caída aguda en los salarios.

Estas dos señales opuestas inyectan esperanza en el caso de la recuperación parcial de actividad y empleo, pero también incertidumbre porque todavía no hemos superado los efectos negativos de la pandemia, especialmente en el ámbito de los ingresos de las familias.

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