La cuarentena para evitar más contagios del Covid-19 ha cambiado nuestras rutinas por completo. Adaptarnos a esta situación sui generis puede generar mucho estrés, sobre todo si debemos encarar una nueva modalidad de trabajo, como es el teletrabajo o trabajo online. ¿Qué factores estresantes intervienen a la hora de adaptarse a esta nueva forma de trabajar? El psicólogo Óscar Urzagasti nos habla al respecto.

La tecnología y el acceso a la información han generado un cambio de paradigma en todos los escenarios posibles. El cambio a lo digital y lo automatizado en lo laboral es un camino vislumbrado desde hace décadas, pero que se hace más cercano y necesario en estos días. Hay un sinfín de situaciones que pueden acelerar este proceso de evolución del trabajo analógico a un trabajo online y que, por lo tanto, generan mayor estrés en los trabajadores a la hora de adaptarse a esta nueva forma de trabajo.

Estrés, la reacción al cambio

El concepto “estrés” proviene del campo de la física y se utiliza para explicar los efectos que se producen en un cuerpo sometido a la presión, un ejemplo de ello se da en el hormigón (concreto), que luego de exceder el umbral de resistencia, su estructura comienza a tener pequeñas rajaduras y fracturas, a las que llamaremos estrés.

Partiendo de este concepto, se puede comprender que el estrés en seres humanos puede entenderse como una respuesta a una situación cambiante del mundo que lo rodea. Esta situación precipita que la persona inicie una readaptación que le permita estar en sintonía con su medio. Ahora bien, el cómo la situación estresante o cambiante impacte la persona, dependerá de la intensidad del estímulo estresor, el tiempo de exposición y vulnerabilidad del sujeto (habilidades, experiencias y recursos de adaptación).

Tipos de estrés

El ser humano siempre ha estado envuelto en situaciones de estrés y cambio en las que vive normalmente, desde la edad de piedra, pasando por la antigüedad, edad media, revolución industrial, hasta nuestros días, lo que obliga al ser humano a estar en constante proceso de cambio y adaptación.

Se identifican dos tipos de estrés: el estrés positivo o adaptativo y el estrés negativo o diestrés.

Se define al estrés positivo como respuestas normales de adaptación ante el cambio. Este estrés adaptativo activa las respuestas y conductas adecuadas en la persona que lo lleva hacia el camino de la adaptación.

Por otro lado, el estrés negativo o diestrés, genera una respuesta disfuncional o patológica en la persona, que desencadena un problema en la adaptación al que se denomina síndrome general de adaptación.

Fases del estrés laboral

El estrés se presenta en diferentes fases, que se activan gradualmente. Las fases de este proceso son:

  • Fase de alarma. Se produce al inicio, en el momento en que se detecta la presencia de indicadores de cambio, y se producen modificaciones como respuesta adaptativa. Biológicamente activamos sistema neurovegetativo del Simpático con la secreción al torrente sanguíneo de adrenalina. En este periodo el trabajador puede sufrir de ansiedad, problemas de insomnio, ideas recurrentes, ideas catastróficas ante la situación laboral, el trabajador puede ver afectado su sentido de vida. A medida que la persona activa su proceso de adaptación, estos síntomas se reducen, y va reorganizándose emocionalmente, hasta estar funcional nuevamente, es aquí donde se generan nuevas habilidades o skills, que el trabajador va perfeccionando. Es aquí donde radica la habilidad de adaptación, es aquí en la fase de alarma donde también se abre la oportunidad de cambio y reorganización necesarios para adecuarse a la nueva realidad laboral. Pero si no hay un cambio o adaptación, se pasa a la siguiente fase
  • Fase de resistencia. La persona intentará optimizar sus antiguos recursos y habilidades para poder contrarrestar el cambio, pero no genera un cambio o adaptación, solo trata de resistirse a él. Si la situación se prolonga y se torna crónica pasará a una siguiente fase.
  • Fase de agotamiento. Se da cuando la persona ya no puede dar respuesta a la situación nueva, se agota la capacidad de adaptación y pierde la capacidad de reacción ante las exigencias del medio. Esto lo lleva a un desequilibrio, mental psicológico, fisiológico e incluso el Burnout o síndrome del trabajador quemado.

Cuando el trabajador llega a la fase de agotamiento, es que se produce un síndrome llamado “Burnout”, o síndrome del trabajador quemado. Es posible definir al “burnout” como “la respuesta al estrés laboral crónico que afecta a aquellas personas cuyo desempeño laboral se ve colapsado, ante las exigencias cambiantes del medio, generando en él síntomas que van desde el agotamiento físico, mental y emocional hasta relaciones conflictivas interpersonales”.

Adaptación y cambio

Es necesario ver a la crisis como una oportunidad de cambio, ya que activa los recursos intrínsecos y ayuda a desarrollar nuevas estrategias de afrontamiento a la situación. Es por ello que una posible respuesta adaptativa en lo laboral a situaciones altamente estresantes como la Pandemia COVID-19, que evita tener contacto personal y obliga a mantener una distancia social entre individuos, sea la del teletrabajo o trabajo online.

Primero es necesario definir al teletrabajo como aquella labor que una persona realiza para una empresa desde un lugar alejado de la sede de ésta (habitualmente su propio domicilio), por medio de un sistema de telecomunicación.

Por lo tanto, el trabajo online se encuentra dentro de este tipo o formato de trabajo, legislado en muchos países desde décadas atrás; sin embargo, ha estado legislado para situaciones específicas que impidan al trabajador estar presente físicamente en su estación de trabajo, ya sea temporalmente o permanentemente. En otras palabras, es una opción o la excepción a la norma.

En Bolivia, el teletrabajo no estaba considerado en la legislación laboral hasta hace pocos días, pero debido a que muchas empresas activaron el teletrabajo o trabajo online como una respuesta seria a la cuarentena dictada por la pandemia del Covid-19, CAINCO y el Ministerio de Trabajo, Empleo y Previsión Social elaboraron de manera conjunta un Decreto Supremo que regula el teletrabajo como una modalidad especial de prestación de servicios.

Como se dijo anteriormente “la crisis es una oportunidad de cambio”. La inclusión del teletrabajo es inminente, desde luego hay que analizar que no todos los trabajos podrán pasar al trabajo online en un 100%, pero sí podrán incrementar el porcentaje de personas online y correlacionarlo con la productividad laboral con los resultados, disminuyendo riesgos de infección (COVID-19).

¿Qué es necesario hacer para poder migrar al trabajo online?

Recursos humanos calificados

Una investigación realizada por Osborn y Frey en la Universidad de Oxford en 2013, sobre la automatización del trabajo, proyecta que el 47% de los empleos actuales desaparecería en los próximos 15 a 20 años por la automatización y nuevas tecnologías que se están abriendo campo en el mundo. Sin embargo, por la aparición de situaciones estresantes como la pandemia mundial del COVID-19, puede que esta proyección quede corta, acelerando el cambio y presionando a los trabajadores a pasar al nuevo paradigma informatizado, para el que aún no están todos preparados.

Esto conlleva a que la crisis mundial (situación estresante) obliga al trabajador a incrementar las habilidades o skills para el manejo de aplicaciones y herramientas informáticas. Por ejemplo, hoy en día en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, las universidades privadas están migrando las clases magistrales a plataformas virtuales y videoconferencias entre alumnos y docentes, lo que obliga a los docentes a adaptarse o declinar esta nueva forma de trabajo.

Por lo tanto, el trabajador debe desarrollar habilidades, incrementar sus recursos individuales, para poder adaptarse al cambio acelerado, por ello una de las recomendaciones que se hace para la automatización del trabajo online, es el desarrollo de nuevas habilidades o skills (informatizadas) que estén relacionadas con otras áreas ajenas a la especialidad del sujeto, por ejemplo, el manejo de herramientas de marketing digital para un abogado senior. O el uso de software para un chef.

Es importante entender que la especificación y especialización de los recursos humanos en áreas multidisciplinarias será cada vez más requerido a la hora de contratar o mantener talento humano.

Una segunda recomendación necesaria, teniendo en cuenta que no todas las personas tienen los mismos tiempos de adaptación y aprendizaje, es que, para facilitar la adaptación del personal, es primordial que exista un el manejo empático y asesoramiento continuo al personal, para así reducir los espacios de incertidumbre y retroalimentar positivamente los avances que estos tengan en el cambio de paradigma.

La adaptación es un mecanismo que el ser humano ha desarrollado desde que existe la civilización humana y ha permitido a la persona controlar las variables estresantes de su medio. Esta ocasión, no será diferente, el cambio de paradigma es una realidad y nuevamente se activará el estrés positivo en la persona (trabajador), permitiendo adecuarse, y adaptarse al cambio una vez más.

 

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