En el mes de septiembre, repasamos en este artículo cómo se gestó el éxito económico cruceño en el siglo XX y los desafíos que tiene el Departamento para mantener el liderazgo nacional, apostando por la innovación como herramienta de desarrollo.

“Ni te imaginás” es el elemento central de la marca Santa Cruz.

En la práctica, la marca más importante del departamento es su espíritu emprendedor, el cual le ha llevado a convertirse en la principal región económica y poblacional del país.

En el imaginario nacional, es conocido nuestro suelo como tierra de oportunidades tanto para quienes nacieron en ella, como para los que la adoptaron como suya.

Para que este sello continúe se requiere afrontar nuevos retos, propios del siglo XXI, uno que apunta a las ideas y la innovación como base del desarrollo, distinta al énfasis agrícola e industrial que coronó a nuestro departamento en el sitial que ocupa.

Este artículo desarrolla tanto la historia del éxito departamental como también los principales desafíos que tenemos para continuar con esta historia de éxito por el bien del departamento como de la nación en su conjunto.

 

Un breve recuento de la primera transformación cruceña

Santa Cruz se transformó de un departamento con escaso protagonismo en el ámbito nacional a su principal actor en diversos ámbitos, tanto así que hoy es diametralmente distinta de la realidad departamental de hace más de un siglo.

En efecto, una manera de verlo es a través de la información de los Censos de 1900 y de 2012. En los albores del siglo XX, nuestro departamento contaba con 160 mil habitantes, de los cuales una tercera parte vivía en el área urbana y menos del 60% era alfabetizada. En lo económico, apenas el 7% de las recaudaciones tributarias y el 2% de las exportaciones provenían de nuestro terruño.

112 años después, nuestro departamento es el más poblado del país con más de dos millones y medio de habitantes, principalmente urbanos y prácticamente libres del analfabetismo básico. En cuanto a su gravitación económica, hoy aporta más del 40% de los recursos al erario nacional y una cuarta parte de las exportaciones se originan en el departamento.

En términos más generales, casi el 30% del Producto Interno Bruto (PIB) se genera en nuestro departamento y la cuarta parte de los habitantes del país viven en la tierra cruceña, convirtiéndola de hecho en el crisol de la nacionalidad boliviana.

Esta historia tiene un claro punto de inflexión en la mitad del siglo XX, cuando su dinamismo generó un cambio económico y demográfico que cambió la fisonomía regional boliviana.

En efecto, existieron cuatro factores que desencadenaron el ascenso de la economía cruceña. El primero de ellos se relaciona con el descubrimiento de petróleo en nuestro departamento en las primeras décadas del siglo pasado. El interés se acentuó con la Guerra del Chaco, momento a partir del cual se enfatizó la necesidad de conexión entre Oriente y Occidente.

Curiosamente, esa aspiración fue preconizada a inicios del siglo XX, en el documento conocido como el “Memorándum de 1904”, escrito por preclaros ciudadanos cruceños, quienes demandaron la integración mediante una vía férrea, lo cual generaría beneficios a nivel nacional. Además, pregonaron la salida al Atlántico como una forma de romper el encierro del país luego de la pérdida del Litoral en el Pacífico.

En esa línea, el segundo aspecto fue la comunicación vial entre la ciudad de Cochabamba y la ciudad capital del departamento. Los 500 kilómetros de asfalto fueron decisivos para que Bolivia se beneficie con los productos cruceños y, de igual forma, Santa Cruz pueda integrarse económicamente al país.

Es interesante notar que este proyecto se concretó debido a que una misión estadounidense en la década de los cuarenta encabezada por Mervin Bohan, sugirió al gobierno boliviano la construcción de esta vía, así como la construcción de plantas industriales de azúcar y arroz. La paradoja radica que el legítimo y acertado clamor cruceño fue escuchado en virtud de que un interlocutor sugirió lo que era evidente: integración y fomento a la agroindustria.

Por esta razón, el tercer factor que impulsó el desarrollo cruceño fue el inédito incremento de la producción agrícola. De hecho, la superficie y la producción de azúcar y otros productos hicieron que el valor agregado del sector crezca a 8% en promedio por más de una década. De esa forma, Santa Cruz se transformó en el principal departamento agroindustrial en el país.

Un factor final fue la existencia de una sólida institucionalidad cruceña, reflejada en el Comité de Obras Públicas, que fue sucedido por la Corporación de Desarrollo de Santa Cruz (CORDECRUZ), además de diversas instituciones privadas, entre las que destacó CAINCO.

Esta institucionalidad hizo frente a la ausencia de Estado y generó las condiciones para que la sociedad civil pueda tener una usina eléctrica por medio de la CRE, la primera central telefónica con COTAS, entidades financieras como el Banco Santa Cruz, entre otros.

Hoy es el momento de dar la vuelta la página a etapa de la historia cruceña y boliviana, una que transformó una región aislada y despoblada en el principal polo de desarrollo económico y social del país.

 

Los desafíos para producir una segunda transformación económica cruceña

Una característica común del éxito y de la reputación es la dificultad para mantenerlas o conservarlas. En efecto, el camino al éxito está lleno de sacrificios, tal como lo es la construcción de la reputación. Pero una vez alcanzadas, su mantención puede significar inclusive un esfuerzo mayor.

Lo propio se aplica a la consecución de mayores niveles de desarrollo. Una advertencia en ese sentido proviene del distinguido historiador cruceño, ya fallecido, José Luis Roca, que en su último libro Economía y Sociedad en el Oriente Boliviano (Siglos XVI-XX), señaló:

“Santa Cruz se convirtió en la principal proveedora de alimentos para el país, en la región exportadora más importante y en el contribuyente mayor a las arcas fiscales por concepto de impuestos de diverso tipo. [ ]

Pero a fin de que mantenga este ritmo cruceño de sostén de la economía nacional, se necesita una imaginación y creatividad de la misma magnitud que la mostrada por hombres de la generación de hace medio siglo. [ ]

Caso contrario, la prosperidad actual de Santa Cruz podría convertirse en un mero referente histórico.”

El paulatino cambio de las circunstancias económicas y sociales en nuestro país, incluso antes de la Colonia, tienen dos muestras al respecto.

La primera es el de la prosperidad de Potosí, que hizo incluso decir al manco de Lepanto, Miguel de Cervantes y Saavedra, en su obra El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, la frase “Vale un Potosí”. Llegó a ser una ciudad más grande con 160 mil habitantes, pero al inicio de la República, su población apenas rondaba los 10 mil habitantes.

El segundo caso que corresponde al periodo republicano boliviano es la transición del eje económico y social desde el Occidente del país al Oriente, en particular a Santa Cruz, narrado previamente.

Ambos casos muestran que el éxito económico requiere de un enfoque sostenible y de largo plazo que pueda mantenerse. Por tanto, Santa Cruz debe concentrase en las oportunidades como en las barreras que existen al presente en el siglo XXI.

Es evidente que una parte importante de las restricciones al crecimiento departamental son compartidas con el resto del país. La debilidad institucional, la infraestructura insuficiente, regulaciones innecesarias son comunes a cada ciudad y región del país. Su tratamiento es de interés nacional con beneficios para toda la ciudadanía, por medio de más empleo, oportunidades y crecimiento.

Sin embargo, existen áreas en las cuales se puede avanzar regional y departamentalmente, siguiendo el espíritu cruceño de enfrentar adversidades y dificultades por medio de su institucionalidad y de un espíritu cívico plasmado en emprendimiento.

Las principales fueron identificadas en la propuesta de desarrollo Desafíos del Siglo XXI para Santa Cruz, que fue preparado por CAINCO entre 2015 y 2016 y que está plasmado además en un portal de información www.santacruzdata.com

Según el análisis, las principales áreas en las cuales se puede y debe hacer un esfuerzo cívico y ciudadano son la educación, la diversificación y la digitalización, como tareas en las cuales el sector privado y la ciudadanía cruceña en general pueden contribuir.

En el caso de la educación y formación, esta necesidad es evidente por cuanto la población profesional y técnica mayor a 19 años equivale al 24% del total, por debajo de otros cinco departamentos en el país.

No será posible continuar apuntalando el crecimiento económico y social cruceño si es que no se hacen esfuerzos propios para mejorar las competencias y habilidades de emprendedores y empleados en toda la región.

En cuanto a la diversificación, la principal dificultad es que casi el 90% de la canasta exportadora departamental se concentra en diez productos agroindustriales. Es cierto que la vocación productiva departamental continuará en esa vía por los siguientes años.

Sin embargo, es imperioso que se avance hacia nuevas cadenas de valor, tanto para incrementar el valor agregado producido como para reducir la vulnerabilidad producto de la alta concentración de la canasta exportadora.

Finalmente, la digitalización es crucial para el éxito empresarial y económico departamental y nacional. A nivel mundial el país tiene un grado de adopción equivalente a la mitad del potencial, según el Banco Mundial.

Adicionalmente a ello, es importante incluir el uso adecuado y certero de herramientas digitales en la producción, puesto que, pese a que las empresas cuentan con un grado de penetración digital razonable, el porcentaje de uso con fines productivos es alrededor del 20%.

 

La innovación como camino para el éxito en siglo XXI

Convencidos de la necesidad de avanzar en estos tres ámbitos, CAINCO ha creado la primera agencia de innovación privada denominada “Santa Cruz Innova”, que se constituye en el ente que pretende unir sinergias departamentales para la generación de ideas para el desarrollo.

Los esfuerzos de la agencia van desde la implementación de un laboratorio de innovación, la promoción de una ruta o agenda para la ciencia y tecnología departamental, actividades para la identificación de nuevos productos y mercados y múltiples instancias para la capacitación en el ámbito tecnológico.

Este mes es propicio para renovar el compromiso con el desarrollo cruceño, con la preservación del espíritu emprendedor y el éxito en un siglo que requiere un tipo distinto de habilidades que las que transformaron al departamento.

Por tanto, invitamos a nuestro lector que es emprendedor a adscribirse a esta nueva transformación económica, firmando el Pacto por la Innovación, disponible en www.santacruzinnova.org.bo

Lo invitamos a hacerlo para ser parte de esta aventura por la innovación y transformación y poder decir a viva voz: ¡Viva Santa Cruz!

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