Hasta el siglo XIX la pureza del agua en las piscinas se conseguía, cambiando el agua de forma frecuente. Sin embargo, esto actualmente no es posible, principalmente por la necesidad de ahorrar el liquido elemento y por la gran asistencia y variedad de usuarios que aportan una amplia tipología de material orgánico e inorgánico que debe ser regulado dentro de ciertos límites constantemente.

 

 

Una de las principales fuentes de contagio en las piscinas es la ingesta del agua por parte de cada bañista. Según Carrasquero et al (2016), el consumo de agua en piscinas es de 21 ml/h para adultos y 49 ml/h para niños, sin mencionar la absorción dérmica o inhalación.

En este sentido, es imperativo que las piscinas tengan un tratamiento que garantice su salubridad; contrariamente, serian focos de transmisión de enfermedades. Los requisitos para una piscina varían según la normativa de cada país. Lamentablemente, en Bolivia, pese a innumerables esfuerzos de las autoridades competentes, aun no se cuenta con una normativa oficial para piscinas.

El tratamiento, básicamente se centra en dos aspectos: la eliminación de elementos sólidos mediante procesos de filtrado y la eliminación de microorganismos, presentes en el agua y que cada bañista aporta en su ingreso, mediante el uso de agentes químicos, como el cloro, en cualquiera de sus presentaciones.

Ahora bien, la falta de una normativa no debería significar deslindar responsabilidades por parte de las organizaciones que ofrecen servicios de piscina. Es posible recurrir a normativas extrajeras para tener un norte bien establecido de como realizar un tratamiento que garantice el bien estar de los bañistas. La norma española mediante el Real Decreto 742/2013 establece criterios técnico-sanitarios completos para promocionar la salud y prevenir enfermedades por actividades balnearias.

La norma establece un rango de 7.2 a 8 para el pH (garantiza la acción desinfectante del cloro), 250 a 900 mV para el ORP, turbidez menor a 5 NTU y cloro libre entre 0.5 y 2.0 mg/L (ppm), entre los parámetros más importantes, que deben ser controlados diariamente.

Una de las organizaciones más importantes en Bolivia dentro del rubro turístico es el Hotel Gloria Coroico, ubicado a 3 horas de la ciudad de La Paz, que en plena consciencia de lo mencionado anteriormente se pone en contacto con Hanna Instruments para solicitar asesoría en el control de su piscina. En este sentido, y tras dar a conocer el aspecto reglamentario y parámetros de importancia se encuentra una solución simple pero supremamente eficiente. El equipo HI 98103 (pHmetro tester), HI 701 (checker de cloro libre) y HI 98120 (medidor de ORP), junto a sus respectivas soluciones de calibración y reactivos, le ha permitido al Hotel Gloria Coroico llevar un control preciso y rápido de la calidad del agua de su piscina, para tomar acciones de forma inmediata para asegurar un ambiente sano y seguro para sus visitantes.

Hanna Instruments se preocupa por ofrecer a sus nuestros clientes, soluciones a su medida y necesidad, con productos de alta calidad que garanticen veracidad y precisión en cada lectura.

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