Por: Mario Herrera, gerente de marketing y comunicación de CAINCO

El mundo ha cambiado, el consumidor ha cambiado y con eso nosotros hemos cambiado. Las marcas ya no significan lo que eran hace meses atrás. Con la pandemia que nos ha tocado vivir las necesidades y prioridades del consumidor han sufrido importantes variaciones.

Hoy más que nunca, es tan importante nuestro propio nombre, como el nombre que demos a la marca de un producto o servicio que vamos a ofertar. Es la tarjeta de presentación para entrar en la mente de la gente, será lo que nos identifica de por vida, así que mejor elegir bien para que sea un anuncio positivo de nosotros mismos.

El nombre que le demos a la marca es una pieza clave para la definición de la estrategia de posicionamiento, los emprendedores y empresas que logren un buen nombre han ganado medio camino en el trabajo de branding y marketing. Un buen nombre no es todo, pero te llamarán de esa forma así que debe significar algo. No se debe olvidar que el nombre permanecerá en el tiempo y su definición será uno de los momentos cruciales en la vida de la marca.

Para referencia existen clasificaciones de los tipos de nombres, entre los que se pueden mencionar:

  • Funcionales o descriptivos: indican literalmente lo que ofrece el producto o servicio.
  • Inventados: provenientes de raíces latinas o de sonidos agradables.
  • Vivenciales: provenientes más de la experiencia que la función en si del producto o servicio.
  • Evocadores: que permiten generar confianza a los consumidores.
  • Referenciales: que tienen como referencia a una persona o lugar de origen.
  • Acrónimos: como formadas por las iniciales de dos o más palabras.

Especialmente para emprendedores para la creación de un nombre se deben mezclar creatividad, significado, impacto, uso y, por supuesto, disponibilidad. Dentro de las principales consideraciones para definir el nombre tenemos:

1.- El nombre debe sonar bien en voz alta. Piensa que en el inicio debe ser de fácil recordación y que si tienes éxito tu marca será mencionada en diferentes lugares.

2.- Usar un nombre que tenga significado y ofrezca un beneficio. Considerar que al decirlo se sepa inmediatamente de que trata el negocio y cuál es el beneficio directo que le ofrece al consumidor.

3.- Evitar el síndrome 2.0. Evitar saltar letras o palabras como se hace en redes. Debes facilitar a potenciales consumidores que te encuentren en cualquier medio.

4.- No utilizar iniciales. Al comenzar con un negocio propio, solo confía en nombres interesantes para tu público.

5.- Específica. Que haga alusión a algo relacionado con la empresa, con los productos o servicios que ofrece.

6.- Asegúrate que se pueda registrar. Investigar si existe en el mercado, si tiene similares y finalmente hacer su registro correspondiente.

El nombre debe servir para definirte y tener características que lo harán verdaderamente útil en la construcción de la marca. Desde un inicio entendamos que la marca es como un ser vivo que necesita atención diaria y compromiso de mantenerlo en el tiempo.

Queremos que la identidad de tus productos y servicios esté protegida. Contratando nuestro servicio lograrás registrar…

Publicado por CAINCO en Lunes, 24 de agosto de 2020

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