En Bolivia, el impacto ambiental del aceite lubricante usado ha sido un problema silencioso pero devastador. Durante años, este residuo altamente contaminante terminaba en calles y cuerpos de agua, generando daños irreversibles. Sin embargo, RECICLOIL ha cambiado el rumbo de esta historia, transformando lo que antes era un desecho en una nueva oportunidad para la industria y el medioambiente.
El origen de esta iniciativa empresarial se remonta a la experiencia internacional de su fundador, Nelson Ávalos, quien heredó la visión y el conocimiento de su padre, pionero en el reciclaje de aceites en el país. Con la determinación de continuar este legado y aportar una solución innovadora, decidió instalar su propia planta de tratamiento. Desde entonces, el proyecto ha evolucionado hasta convertirse en un referente en la recuperación y reutilización de aceites lubricantes usados, aplicando una tecnología desarrollada y patentada dentro de la misma familia.
El proceso es meticuloso: los aceites recolectados, siempre libres de contaminantes ajenos como agua o residuos sólidos, pasan por un tratamiento especializado con bentonita y catalizadores. A través de temperatura, agitación y filtrado, en un ciclo de aproximadamente 12 horas, se obtiene un aceite de base mineral con características iguales o incluso superiores a las de un producto virgen de petróleo. Estudios realizados en laboratorios de Chile y España han certificado su calidad, validando los beneficios de este modelo de economía circular.
Más allá de la eficiencia técnica, el mayor logro de esta iniciativa ha sido su impacto ambiental. Décadas atrás, el aceite usado se vertía en las calles para controlar el polvo, sin considerar las consecuencias a largo plazo. Hoy, gracias a RECICLOIL, se evita que millones de litros de desechos lleguen a los ríos y acuíferos, mitigando la contaminación y promoviendo un manejo responsable de los residuos industriales.
El camino, sin embargo, no ha estado exento de desafíos. La proliferación de pequeñas plantas sin la tecnología adecuada ha generado preocupaciones sobre la calidad del tratamiento de estos residuos. Además, la falta de apoyo gubernamental y de incentivos para este tipo de industrias ha dificultado la expansión de un modelo que podría replicarse en otras regiones del país. A pesar de ello, el compromiso con la sostenibilidad y la excelencia ha permitido que esta empresa se mantenga a la vanguardia, enfrentando los retos con innovación y determinación.
Mirando hacia el futuro, la visión es clara: seguir creciendo, optimizando procesos y generando alianzas estratégicas para consolidar el reciclaje de aceites como una solución efectiva y sostenible en Bolivia. En un contexto donde el desarrollo económico y la preservación del medioambiente deben ir de la mano, este proyecto demuestra que es posible transformar un problema en una oportunidad para el país y las futuras generaciones.