Por Marcelo Bechara. Presidente y Fundador de Grupo Evoltis.

EL CAMBIO DEL CAMBIO
Estamos protagonizando un momento histórico global sin precedentes. La cuarta revolución industrial, un cambio de época o el cambio del cambio.

La magnitud y multidimensionalidad de la transformación que estamos viviendo, pone en relevancia cotidiana cada una de las siglas de este mundo VICA: volátil, incierto, complejo y ambiguo. Y para ello debemos dar respuesta a este entorno con visión, entendimiento, claridad y agilidad.

La vertiginosidad del cambio, la imposibilidad de planificar el futuro como hacíamos antes, las múltiples metodologías para la toma de decisiones y la coexistencia de aparentes opuestos -que sin embargo al complementarse se potencian- (humano/robot; real/virtual; eficiencia/diferencia, entre otros), son algunas de las variables de este nuevo contexto, que se aleja por momentos de lo lógico, lineal y predictivo.

DE HACER DIFERENTE, A SER DIFERENTE

La transformación actual no radica esencialmente en la proliferación de las nuevas tecnologías, dispositivos y soluciones; sino en los cambios de modelos mentales y conductuales, en los hábitos y expectativas que emergen de la adopción y relacionamiento de las personas con estas novedades.

Por eso, cuando hablamos de cuarta revolución, ya no nos referimos al “hacer diferente”, sino al “ser diferente”, por cuanto afecta la esencia misma de la experiencia humana.

Para ello debemos fortalecer nuestro ser desarrollando competencias que nos habiliten ejercitar el pensamiento innovador. La curiosidad, que nos permite habitar la pregunta; el constituirnos como observadores holísticos para tener una visión integral y sistémica; el trabajar en red, priorizando la redarquía sobre la jerarquía; y disponer de un diseño emocional que nos anime al hacer en forma disruptiva para ser innovadores.

El foco de la innovación desde la primera revolución industrial fue evolucionando a través de diversas olas por momentos coexistentes, comenzando por la tecnología, el marketing, el modelo de negocio, la cadena de valor, la open innovation, arribando hoy a la sexta ola: la Cultura de Innovación, entendiéndola como la activación de los talentos creativos de nuestros equipos con foco en el propósito organizacional.

¿CUÁN INNOVADORA ES NUESTRA CULTURA ORGANIZACIONAL?

Tomar conciencia de lo relevante que es activar diferencialmente los talentos de nuestras empresas y contar con un diagnóstico con el objetivo de identificar las fortalezas y oportunidades de mejora para innovar, es el punto de partida para potenciar la innovación en las organizaciones.

Un proceso de innovación sostenible requiere de una metodología estructurada y que se constituya en un programa on going.

Compartir la visión sobre qué, por qué y para qué innovar. Establecer el punto de partida de la madurez de la cultura de innovación. Identificar los desafíos organizacionales y generar ideas que se transformen en proyectos. Activar equipos de intraemprendedores y desplegar un flujo de valor continuo en un programa integral de innovación. De esta forma desmitificamos la palabra innovación, y a la supuesta complejidad de innovar le aportamos simplicidad. Practicando en gerundio el verbo innovar.

En este marco, la innovación es comprendida como una competencia profesional y una capacidad organizacional para lograr competitividad. Es una construcción colectiva que depende del aporte de cada uno de los integrantes de la organización.

Es un mecanismo de inteligencia evolutiva, donde la capacidad de mutar para fluir con el cambio, crear futuro y estar más preparados para lo inesperado, dependerá en primer lugar de la convicción de la alta dirección en cuanto a los beneficios y alcances de apalancar la estrategia organizacional en un modelo de innovación sistémico y sistemático; que una vez desplegado y ejercitado por todas las personas que forman parte de la organización, se convierte en una actitud, en parte del ser, en cultura de innovación.
Este modelo habilita a un diseño organizacional y de gestión “ambidiestro”, donde la economía de la eficiencia (explotación, calidad, proceso) y la economía de la diferencia (exploración, innovación, proyecto) se complementan para garantizar la sostenibilidad y competitividad del negocio.

Ser innovadores requiere tanto de nuestro hemisferio izquierdo como del derecho. Racional y emocional. Acción y emoción. Descubrir los recursos, procesos y resultados junto con los valores, conducta y clima para innovar presentes en la organización que promuevan o limiten la innovación, de manera de gestionarlos.

Desde 2016 con el apoyo de distintos Ministerios y Agencias Gubernamentales, medimos la cultura de innovación del ecosistema de empresas de nuestra Región.

De la medición de cultura de innovación realizada, las principales fortalezas para innovar fueron la exploración, la autonomía y los talentos. Y los elementos
identificados como oportunidad de mejora resultaron el tiempo, espacio y la priorización de proyectos.

INNOVACIÓN Y FORMACIÓN
Como organizaciones estamos frente al desafío de transformarnos y trascender, de rediseñar nuestra propuesta de valor a partir de la conciencia del entorno, de nuestras competencias y talentos.

Un ingrediente fundamental para que la cultura de innovación prospere es la formación.
Ser competentes para ser competitivos. Innovar para dejar huella. Dejar huella para trascender. Formarnos en las nuevas competencias que requiere esta nueva era tales como flexibilidad, resiliencia, empatía, creatividad y aprendizaje continuo. Y practicar el valor de la humildad, que facilita todo proceso de transformación.
Habitar la mente del aprendiz, de manera de aprender y desaprender en forma permanente, superando nuestros juicios limitantes y expandiendo nuestro horizonte de posibilidades.

En nuestra Región contamos con un marco institucional propicio, un ecosistema empresario con coraje para emprender y un universo académico comprometido con el cambio.
Están dadas todas las condiciones para escalar de un nivel de cultura de innovación emergente a uno gestionado estratégicamente con visión hacia una cultura meta de excelencia que implique un nivel de innovación integral y continuo con resultados superadores y sostenibles.

Marcelo Bechara
mbechara@evoltis.com
Córdoba, Argentina

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